miércoles, 29 de septiembre de 2010

Preservativo

Existen evidencias del uso de preservativos como medio profiláctico entre los romanos y, con menor certeza, entre los egipcios. Pero hasta el siglo XVI no se consideran oficialmente inventados. El responsable fue el anatomista y cirujano Grabiele Fallopio, famoso por haber descrito los canales que conducen del ovario al útero. Fallopio diseñó una vaina hecha de tripa de animal y lino que se fijaba al pene con un lazo de color rosa. El dispositivo, bastante grueso e incómodo, estaba destinado a prevenir las enfermedades de transmisión sexual, como la sífilis y la gonorrea, aunque no encontró mucha difusión.
Un siglo después, el conde de Condom, médico personal del rey Carlos II de Inglaterra, perfeccionó el preservativo utilizando como materia prima el intestino de cordero estirado que lubricó con aceite, La funda había sido encargada por el propio monarca, muy dado a la vida licenciosa y que temía verse contagiado con enfermedades venéreas. Pronto empezó a llamarse condom, aun en contra de la voluntad de su inventor, alcanzando gran popularidad entre los nobles de la corte.
El primer condom de goma vulcanizada se fabricó en 1870. Las instrucciones de uso indicaban cómo lavar el preservativo antes y después del coito, y se utilizaba hasta que se rompía. Los condones desechables de usar y tirar vieron la luz en los años treinta, coincidiendo con una gran mejora en sus cualidades.
Hasta la introducción de la penicilina en este siglo, los preservativos sólo servían como profilácticos contra las enfermedades de transmisión sexual. Fue a partir de entonces cuando empezó a apreciarse su vertiente anticonceptiva.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Piedras Preciosas de Colores

Las piedras preciosas de colores son las gemas mas populares en la joyería. Debido a sus diferentes colores brillantes cada piedra de estas tiene su propia personalidad, despertando una gran atracción de la gente que tiene un gusto personal por cierto color.
En la antigüedad se creía que las piedras de colores tenían poderes especiales y que curaban ciertas enfermedades. Debido a sus hermosos colores también fueron usadas en majestuosas joyas especialmente pera los reyes o nobles. En la actualidad las piedras preciosas son muy cotizadas.
El rubí, la esmeralda y el zafiro son las únicas tres piedras de colores consideradas como preciosas, esto es debido a que cumplen con las tres características que las hacen muy valiosas, su dureza, su escasez y sus extraordinarios colores. Piedras preciosas de color de buen tamaño y calidad son tan raras que una sin imperfecciones de un color fuerte puede valer igual o inclusive más que un diamante de la misma calidad.

sábado, 25 de septiembre de 2010

El muguete

Una leyenda de la baja Edad Media cuenta la historia de San Leonardo, protegido del rey Clodoveo de Francia, que dedicaba su tiempo a tratar de aliviar las penas de los enfermos. La vida en la corte disgustaba tanto al santo que un día decidió dejarla e irse a vivir en una choza en el bosque, alabando a Dios constantemente por su generosidad y por los maravillosos regalos que la naturaleza le ofrecía.
Un buen día, recibió la provocativa visita del diablo en forma de dragón. Un duelo debería decidir quién sería el dueño del bosque.
La lucha duró tres días, hasta que el santo consiguió hundir su cruz en las fauces del dragón. De la sangre que derramó el dragón brotó hierba venenosa; de la que perdió San Leonardo, creció muguete. En Francia, los enamorados se obsequian con esta flor para desearse suerte

El orgullo y la visa

jueves, 23 de septiembre de 2010

Indiferencia

El padre del psicoanálisis, Freud decía que lo contrario del amor no era el odio sino la indiferencia, y el Sr. Freud tenía muchísima razón al aseverar tal cuestión. El amor y el odio son dos caras de una misma moneda, están tan juntitas que podemos pasar de un estado al otro sin darnos cuenta, en cambio la indiferencia, es fría como la hiel. Por eso cuando tenemos una pelea con alguien nos suelen aconsejar “mátalo con la indiferencia”.

¿Qué es la indiferencia? Una de las acepciones es “que no despierta interés o afecto”, en contraposición del odio nos dice “antipatía y aversión hacia alguna persona o cosa cuyo mal se desea”.
Claro está que no es que deseemos ser odiados, pero la indiferencia en algún lugar recóndito de nuestro corazón (o en la superficie, ¿por qué no?) duele más que el odio.