miércoles, 29 de febrero de 2012

Año Bisiesto

Según la tradición popular, los años bisiestos son malos, muy malos y los astrólogos agoreros se largaron a través de prensa, radio y televisión con toda clase de desgracias relativas al nuevo año
Los mitos y creencias respecto a lo que se podría suscitar el 29 de febrero tienen sus orígenes en la cultura romana. Según su tradición, este mes correspondía a las festividades de los muertos.
Este pensamiento fatalista tiene sus orígenes en la cultura romana, producto de que febrero, según su tradición, era el mes de los muertos y del dolor en los tiempos del Imperio. A raíz de esto se estaba sujeto a más calamidades y añadir un día a este mes, significaba aumentar la agonía, o bien, abiertamente hacer un llamado a la muerte.
Para los romanos, esta creencia era tan férrea que las puertas de los templos permanecían cerradas, nadie se casaba ni quería salir de sus hogares, pasando largas jornadas de encierro para evitar situaciones difíciles.
Sin embargo, de alguna forma debían ellos contrarrestar tanta fatalidad y las malas energías, motivo por el cual cada 15 de febrero se celebraba la Lupercalia, fiesta en honor al dios romano de la fertilidad, Luperco, cuya idea original de purificación se desvirtuaría convirtiéndose en un pretexto para todo tipo de excesos y licencias sexuales, situación que no es extraña tratándose de esa cultura.
Más tarde, la Iglesia Católica hizo frente a esas licencias extremas y le dio un significado distinto a la fecha, sacando todo el desenfreno y poniendo en su lugar algo más espiritual. Así, adelantando la Lupercalia en 24 horas, nació el día de San Valentín, más conocido como el de los enamorados.
Para algunas personas, y no tan sólo de esta época, sino que también de pasadas, la llegada del año bisiesto es la ocasión que da lugar a una serie de leyendas y misticismos. Aun cuando muy pocos saben que es lo que en verdad significa.
Uno de los refranes populares reza "año bisiesto, año siniestro", atribuyendo muchas desgracias y tragedias ocurridas a lo largo de la historia a la llegada de este "fatídico" día, sin dejar cabida a la mera coincidencia.

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