En la actualidad, los consumidores tienen mayores oportunidades para acceder a múltiples marcas, y las compañías, por su parte, necesitan buscar formas de conectar con sus clientes y reforzar la lealtad de éstos hacia la marca.
El atractivo de la imagen de la marca señala una vinculación con el consumidor en el plano emocional que debe despertar una identificación personal. Esta se basa en la simbología que utiliza y las asociaciones que genera, encontrándose aquí la clave para su percepción. La vinculación de las asociaciones es, por tanto, más efectiva a un nivel inconsciente que consciente y confirma la importancia de un diseño distintivo. Percibir una marca como propia significa que el consumidor asocia rasgos propios de su identidad cultural a la misma. En esta percepción y en la elección de la marca, por tanto, intervienen componentes emocionales.
El sistema afectivo proporciona una asistencia esencial al proceso de toma de decisiones, ayudándonos a realizar selecciones rápidas y reduciendo así el número de cosas que debemos tener en consideración. Crear la emoción adecuada es la mejor inversión que se puede hacer en una marca. Entender las emociones de los clientes ayuda a crear marcas fuertes ya que las emociones juegan un papel fundamental en la selección de marcas que realizan los clientes, en su satisfacción y en la lealtad que muestran hacia éstas.
El éxito de una marca radica en la clase de relación que se establece con su destinatario. La gestión de la marca debe consistir en hacerse ver y despertar el deseo de probarla y para lograr que el consumidor se mantenga fiel a una marca, éste ha de tener experiencias positivas y fuertes con ella..
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